miércoles, 29 de febrero de 2012

ENTRADA 24: Hasta el cuello...

Salí de la sala de los guardias de seguridad con mi plan dando vueltas por mi cabeza: tenía que haber una escalera de emergencia en caso de incendios, que por lo general debería de estar por la parte de atrás del hospital. Si llegaba hasta ahí, el camino hasta arriba llegaría a ser sencillo. El único problema era que no debería de encontrarme con muchos zombis, el arma que llevaba no tenía muchas balas.

Me dirigí hacia la entrada al hospital desde Urgencias, donde había estacionado mi camioneta, no sin antes encontrarme un par de "problemas" en el camino. Me quedaban solo un par de balas antes de vaciar el cargador que me quedaba. Salí por la puerta automática (seguía funcionando el sistema ya que el generador de los hospitales deben durar un par de días sin suministro eléctrico general. Ahí seguía la Humvee. Tal como la había dejado. Me acerqué y pude ver que la bolsa con armas seguía atrás. No habían encontrado mi vehículo, genial. 

Estaba ocupado revisando la bolsa sobre el asiento de la camioneta, cuando sentí una mano rozándome hombro. Era uno de ellos, tratando de comerme para la cena. Inmediatamente me volteé y traté de dispararle el arma, pero al parecer me había quedado sin balas mucho antes. Era una de las pocas veces que me encontraba tan cerca de uno de ellos. Eran asquerosos. Y su olor no lo mejoraba. Huelen a carne podrida (algo obvio, están en descomposición). Su mirada era vacía, pero reflejaba odio y maldad, me deseaba.

Lo único que le impedía llegar a morderme el cuello, era mi brazo que había puesto bajo su mandíbula para que no se me acercara demasiado. Se esforzaba más y más por saborear mi carne, mientras yo me debilitaba a cada momento, estaba débil por todo lo que padecí esos últimos días.

Estaba cada vez más cerca, casi no resistía, estaba acabado. De repente, me había acordado del cuchillo que le había sacado a uno de esos imbéciles que me tuvo por rehén por última vez.

Trataba de acercarme al cuchillo, lo tenía en una funda en mi pierna. Me esforzaba por alcanzarlo, tanto que en un momento casi me muerde. Cuando alcancé el cuchillo, el zombi logró resbalarse y estaba a un par de centímetros de mi cuello. En una milésima de segundo, antes de que alcanzara a morderme, le clavé el cuchillo en la parte de atrás de su cabeza, ya que el brazo derecho era el único libre que me quedaba.

De nuevo a salvo, realmente tenía demasiada suerte. Estaba empujando el cuerpo del zombi que había quedado encima mío y agarré otra de las escopetas que tenía en el bolso, otra Remington 870. Me movilicé en dirección a la escalera contra incendios, me separaba un muro hasta ella, según el mapa que llevaba. Y no mentía, ahí se encontraba.

Cuando me dispuse a saltar el muro, divisé primero por arriba de este, y no era nada agradable lo que veía. Varios zombis se encontraban ahí reunidos. No un par, sino decenas de ellos ahí en ese lugar. No tenía idea de como iba a actuar para poder llegar hasta arriba.  Me estaba cansando de estar rebosando de mierda hasta el cuello.

Para empeorarlo todo, se habían enterado de mi posición y ese "ejército" se me venía encima. 

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