domingo, 26 de febrero de 2012

ENTRADA 23: Círculo vicioso

No podía parar de llorar, me encontraba inmovilizado. No quedaba nadie en este mundo, nadie. No había nada por lo que seguir viviendo. Las lágrimas me recorrían la cara, estaba mirando mi pistola y preparándome para matarme. "No, debo seguir", me repetía constantemente. Estaba secándome las lágrimas, cuando me percaté que ni el cuerpo de Ben ni el de Abigail se encontraban ahí presentes. Inmediatamente me levanté y traté de buscarlos por todo el lugar. Me dirigí de nuevo hacia la recepción. 

Mierda, estaban todos reunidos ahí, y ni una señal de Abigail o su hermano. Podía escuchar como hablaban entre ellos.

- No queda nadie más vivo en este edifico, jefe. ¿Qué hacemos ahora?
- ¿Y el chico?
- No tenemos señales de él.
- Son un par de incompetentes, pero en su situación dudo mucho que salga de acá con vida.
- Vamonos de nuevo a la fábrica, suficiente trabajo por hoy, chicos. Vamos a descansar.

Ya se estaba haciendo de noche y ellos se habían ido, estaba vagando por los pasillos del hospital viendo en donde podría quedarme esa noche. De repente vi una habitación que se encontraba desocupada en el hospital y había decidido quedarme ahí. No podía dormir, no podía soportar el hecho de haber perdido a Abby, me estaba empezando a gustar, y mucho. Nunca tuve la oportunidad de decírselo, pero creo que ella ya sabía. Esa noche solo podía pensar en ella, estaba afectado. No sabía que había pasado con ella, estaba pensando que estaba muerta. Dios mío, muerta, no puedo pensar, todo eso me está afectando nuevamente. 

No podía dormir, estaba mal, realmente mal. Siempre creí que iba a ser mejor si evitaba el contacto con el resto de la gente. Ahora que lo había perdido todo me había dado cuenta. No podía vivir sin gente a mi alrededor. Era demasiado tarde, por ese pensamiento fue que todo esto había sucedido en primer lugar. Todo fue mi culpa. Otra vez tenía en mente la idea del suicidio. No soportaba esa situación. Cuando menos me lo esperaba, había podido cerrar los ojos y descansar. 

El día siguiente trataba de pensar en cualquier cosa que no sea en ella. Lamentablemente, el amor te jugaba malas pasadas y todo te recuerda a esa persona especial. Esperaba que con el poco tiempo que nos conocíamos hubiese podido poder superarla en un par de días.

El sonido del walkie - talkie me había despertado de mis pensamientos.

- Oye, amigo, ¿estás ahí? Sigo dando vueltas en el hospital, creo que he encontrado a tus amigos.

Era Liz, por la radio. Recuerdo haberme sentido sumamente feliz en ese momento, una buena noticia después de todo lo que he pasado, entre la muerte de mi padre, y las incontables veces en las que con suerte he podido salir con vida, esto realmente era bueno.

- ¿Por dónde andan? No sabes como me alegra escuchar eso, Liz. - le grité con alegría
- No te va a alegrar mucho esto. Nos encontramos en el tejado y la salida nos fue bloqueada por zombis.
- Ya pensaré en algo para sacarlos de ese apuro.

"Mierda, hable muy pronto" me dije a mi mismo mientras pensaba en que hacer. Me fui hasta la oficina de los guardias de seguridad y pude encontrar un par de planos del lugar. "Esto va a funcionar" dije. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario