viernes, 3 de febrero de 2012

ENTRADA 15: Entre la espada y la pared.

Estaban cada vez más cerca, recuerdo haber empezado a maldecir como condenado en voz alta mientras se acercaban todos ellos. No podía apuntar de manera decente, sentía miedo, pensé que mi vida iba a acabar en ese momento. Ya estaba pensando en acabar con nuestras vidas antes de terminar como ellos.

No fue hasta que escuché la voz de Abigail gritar "Ben", casi tan fuerte como para dejar sordo a cualquiera, que pensé que íbamos a ser salvados. Ella había corrido hasta un joven de 27 años con uniforme militar. Eso me explicaba el profesionalismo con el que había acabado con los zombis que ahí reposaban tirados en el piso. De repente, ese chico comenzó a dispararle a las criaturas que se nos avecinaban, sin dejar a una sola en pie.

- No hay mucho tiempo - nos dijo - la mayoría de los que andan aquí cerca deben de haber escuchado los disparos y se deben de estar dirigiendo en esta dirección. Síganme.

Nos hizo caminar de manera rápida, sin apenas pronunciar una sola palabra, hasta la morgue en el sótano. Parece que ahí se habían ocultado después de ver como eran aplastados con la ofensiva de los muertos vivientes. No sienten dolor, no tienen sentimientos, casi nada los para. Eran máquinas asesinas perfectas, y ahora que digo eso creo que sé cual era la causa que empezó todo esto. En la entrada siguiente voy a escribir sobre este virus. Simplemente ahora no lo haré.

La morgue no debe haber sido el mejor lugar para descansar antes de todo esto, pero en comparación al resto del hospital, eso era el cielo.Una vez que había cerrado la puerta, Ben, el hermano de Abby, había empezado a hablar.

- Gracias por haber cuidado de mi hermana durante todo este tiempo. Te lo agradezco, pero no creas que te dejaré que le hagas algo. - me dijo con un tono serio.
- Pero, ¿de qué estas hablando? - Le había respondido sorprendido.
- No te me hagas el tonto, chico listo. Sabes muy bien de lo que hablo, he visto como has mirado a mi hermana.
- Pero si entre nosotros no pasa nada. - Cada vez me encontraba más nervioso.
- Oye, no le trates así. - me interrumpió Abby para decírselo a su hermano - no te incumbe si entre nosotros hay algo o no.
- ¿Pero qué...? ¡Pero si entre nosotros no hay nada! - Le respondí nervioso
- Tu sabes que sí - me respondió, pero rápidamente se había dado cuenta de algo en la habitación. - ¿Quiénes son todas estar personas, Ben?

Sí, así era, nosotros no éramos los únicos ahí. Habían un par más de personas en ese frío lugar. Sólo habían 3 o 4 con uniformes de militares, y 2 o 3 civiles, médicos al parecer por la bata que llevaban puesta.

- Son los sobrevivientes que quedamos de la masacre que ocurrió en el hospital hace unas horas.
- ¿Masacre? - preguntó Abby, sorprendida por lo que había dicho su hermano.
- Lamentablemente, así fue.
- ¿Y mamá no...?
- No, Abby, no la he visto, pero lamentablemente hay que pensar que podría ser uno de ellos.

Se lo notaba preocupado, triste con cada palabra que decía. La verdad era difícil darse cuenta, su aspecto de serio escondía todo eso. Súbitamente, Abigail se había largado a llorar y me abrazó. Simplemente no podía sacármela de encima y tampoco había tenido la reacción suficiente como para negarme. Debe haber sido la noticia más impactante que debe haber recibido en su vida, y lamentablemente, la comprendía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario