sábado, 4 de febrero de 2012

ENTRADA 16: Trastornos psicológicos

Habíamos pasado aquella noche en ese lugar. El frío era tremendo, no me había dejado dormir en toda la noche. De saber que iba a terminar ahí, hubiese bajado la campera del Humvee. No confiaba en ninguno de los que estaban ahí plácidamente durmiendo, solo en Abby y en su hermano, que por lo que me contó, era un buen chico. Que hacía en el ejército, ni puta idea, no me interesaba saber. "Mañana mismo me voy de este jodido lugar" pensé. Pero se me había cruzado por la mente no tener que dejarlos a ellos dos a su suerte. Ben podría servirme por lo menos para cubrirme la espalda, había visto la precisión de sus disparos y su tranquilidad ante todo. Y Abby, bueno, no hay mucho que decir de ella, ya me había encariñado a pesar del poco tiempo. El problema era decirles que vengan solamente ellos conmigo sin que decidan traer a los demás, no podía traerme a las aproximadamente 8 personas que ahí se encontraban. Recuerdo que el día anterior me habían presentado a todos, pero no estaba interesado en conocer a ninguno.

Esperé hasta la mañana siguiente para que Abby despertara. Realmente estaba odiando esto del apocalipsis, antes de todo esto mi vida tal y cómo era, simplemente era perfecta. No hablaba con nadie, menos problemas para mí. Pero esta jodida mierda que nos vino a ocurrir, va a sonar algo normal en una situación así, pero me cabreo totalmente. Era un antisocial que a nadie le importaba. Necesito descargar toda mi ira y mi frustración, sino, ¿con qué otro propósito estaría escribiendo esto? A nadie le importaría saber sobre los últimos días de un joven de 18 años cuando el mundo se fue al demonio. Nadie encontraría mi relato. Sólo necesito descargarme, eso es todo.

Continuando, seguí meditando en silencio en esa fría, oscura y silenciosa morgue esperando a que despertara, pero parecía que no lo haría por un buen rato. Más tiempo de pensar. Genial.

Estos zombis le jodieron el mundo a cada uno de manera distinta. A la mayoría de la gente le debe de costar adaptarse a un mundo en el que las personas te ven como su potencial almuerzo, y no esa gente con la que podías hablar un rato. A mí, por ejemplo, me ha arruinado con el hecho de que ahora tengo gente que cuidar y proteger. Y además, de tener compañía en el refugio. 

Ya estaba cansado, de manera lenta recosté a Abigail sobre el hombre de su hermano, había decidido marcharme y dejarlos a su suerte. Se me cruzaba por la cabeza el que no iba a poder lidiar con esto de quedarme solo en mi refugio, pero ya había estado varias semanas sólo, así que pensé que podría no haberme afectado.



Me levanté del piso y retiré mis cosas del rincón donde las había dejado. Me dirigí hacia la puerta y miré de que no haya habido uno de esos "caminantes" por ahí dando vuelta. El pasillo estaba libre. Despacio cerré la puerta y me dirigí hacia la salida que me conduciría hasta mi vehículo, y por fin podría irme a mi refugio.

Me encaminé hacia la salida que quedaba solo a un par de metros, cuando sentí un ruido detrás mío. Giré y no había nadie, en un principio pensé que estaba siendo un paranoico, así que seguí. De repente, escuché un par de pasos rápidos que se dirigían hasta mí, y antes de darme cuenta, un tipo vestido de militar, de unos probablemente 37 años, me embistió y me tiró al piso.

- ¿Piensas que podrás marcharte así como así? Eres mi oportunidad de salir de aquí con vida.

El muy bastardo me había sacado mis armas. Seguro ese desgraciado me había visto salir y me había seguido. Y para empeorarlo todo, me estaba llevando como rehén. Jamás había insultado en mi vida como lo había hecho esa mañana. Momentos como esos son los que me hacen desear ir acompañado de alguien. Era demasiado tarde. Me apuntaba con el arma y me hacía indicarle por donde ir para encontrarse con el Humvee.



- Eres un maldito loco, ¿lo sabías, no? - logré decirle, pero eso sólo había causado que me pegue una patada en la espalda, dejándome sin aire durante unos instantes.
- Cállate la boca, mocoso. No le hables así a tus mayores, ten más respeto. - me dijo, en un tono burlón.

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